Aquí tenéis un bizcocho de aquellos que evocan un montón de recuerdos, una receta heredada generación tras generación. Este bizcocho os encantará, lleva además anís verde, el anís típico para preparar los buñuelos de cuaresma, además no lleva mantequilla así que los que sufren de colesterol lo agradecerán.
Ingredientes:
300 gramos de azúcar blanco
300 gramos de harina
1 sobre de levadura
la piel rallada de un limón
3 huevos
una pizca de anís verde en polvo
una pizca de sal
50 ml de aceite
50 ml de anís líquido
100 ml de leche
30 gramos de piñones
azúcar para espolvorear por encima
mantequilla o spray para untar el molde
Dificultad: Fácil
Necesitaréis: Batidora eléctrica de varillas, molde rectangular (yo he usado uno de Le Creuset de cerámica que no se pega nada). Pala de goma. Tamizador.
Primero calentamos el horno a 180º (calentando arriba y abajo) y untamos el molde con mantequilla o spray para evitar que el bizcocho se pegue.
Ponemos los piñones en agua así evitaremos que se quemen en el horno.
Batimos las claras a punto de nieve y añadimos tres cucharadas de azúcar para que nos queden bien fuertes.
Ponemos en un bol las yemas de huevo, el azúcar, la piel del limón rallada, el anís y la sal y lo batimos hasta que blanqueen las yemas. Seguidamente añadimos el aceite, el anís y la leche y lo batimos bien.
Mezclamos la harina con la levadura.
Finalmente con una pala de goma vamos añadiendo la harina tamizándola poco a poco y removiendo con movimientos suaves. Intercalamos con cucharadas de claras a punto de nieve y lo mezclamos todo suavemente para evitar que las claras bajen.
Cuando tengamos la pasta bien mezclada la ponemos en el molde y por encima ponemos los piñones (escurridos) y también esparcimos un poco de azúcar.
Ponemos el bizcocho en el horno unos 25 minutos. Comprobaremos si el bizcocho está cocido si al pincharlo con un palillo nos sale limpio.
Buen provecho!